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Reflexiones de Pedro en el bar...el Estado de bienestar "imaginario".

  • mpesce1962
  • 31 oct 2024
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 1 nov 2024




El tiempo ha pasado, Pedro ha estado ocupado, muy ocupado, muchas cosas han pasado que lo llevan a retomar la reflexión, pero no de las eternas preguntas, aquellas que no tienen respuesta y que nos habitan desde siempre, sino de cosas sencillas, expectativas que tuvo toda su vida y que hoy, próximo a su retiro, fueron simplemente eso, expectativas, ilusiones, que a la hora de concretarse están muy lejos de lo esperado.

Toda su vida mantuvo la esperanza de un retiro decoroso, una jubilación decorosa, la palabra jubilación viene de júbilo, alegría, para eso contribuyó con el Estado pagando sus impuestos, pero resulta que no es así.

Pedro vivió otro mundo, un mundo donde las personas vivían 60 o 70 años, y tenían otras certezas, otra calidad de vida, en fin, otro mundo.

El Uruguay de 1950, el de Maracaná, se forjó a lo largo de muchos años de un pensamiento claro, que empezó en 1876 con la reforma de la educación, y que venía de antes. La escuela laica gratuita y obligatoria fue el primer hito, el guardapolvo blanco y la moña azul hizo carne aquello de que no habrá otra distinción entre las personas que aquellas que surgen de sus talentos y virtudes, hermosa definición de igualdad.

Luego de la pacificación nacional después de la guerra fratricida de 1904, sobrevinieron leyes sociales, en fin, había dirigentes que se adelantaban, se anticipaban a los problemas de cada tiempo. Tenían visión de Estadistas, generaban políticas en beneficio de todos. Eran personas cultas para su época, profundamente humanistas, se cultivaban y cultivaban a sus semejantes. Ellos sentían genuina responsabilidad social. Los diarios eran la forma de comunicación de las ideas por excelencia y estaban al alcance de todos, formaban opinión junto con las radios y los boliches. Los boliches como el de Pedro eran centros donde los más letrados educaban, a su manera, a los menos letrados, enseñaban a pensar. Pedro, cuyo boliche estaba cerca de la Universidad vivió la parte final de ese Uruguay.


Hoy tenemos mucho más que a principios del siglo pasado, muchísimo más, tenemos toda la información del mundo en la palma de la mano, en el celular, pero para qué la usamos. Sabemos usarla?. Tenemos el discernimiento entrenado como para saber hurgar en tanta información o nos ganó la frivolidad?.

¿Vivimos en un país que cultiva la existencia de un Estado de bienestar imaginario?

¿Será que, como Pedro, creemos que tenemos lo que ya no existe más?


Creemos que tenemos acceso a una jubilación digna. Pero resulta que ya no existe, y amenazan con que desaparecerá. Se jubilaron quienes no aportaron y los que sí aportaron apenas tienen derecho a un mínimo vital, si cumplen con las condiciones que son cada vez más restrictivas.


Creemos que tenemos acceso a un buen sistema de salud. No es así, se accede según el bolsillo de cada quien, y esto es cada vez más costoso, por tanto falla la accesibilidad a una buena atención, incluso la accesibilidad a morir dignamente.


Creemos que nuestros hijos y nietos se educan en un sistema educativo moderno, adecuado para la época en que les tocará vivir, eso no es así, sino que depende de dónde se nace y de los recursos con que cuente la familia de origen. Naturalmente que siempre existen excepciones.


Creemos que el Estado se anticipa a los problemas de su época. No es así, nunca o casi nunca se anticipa, siempre actúa con espíritu de bombero, apagando incendios. Hasta nos quedamos sin agua potable!!!!!


Esas son las grandes preguntas que se hace Pedro.


¿Qué nos pasó?


Al Estado lo conforman sus ciudadanos, el sistema político, en definitiva hombres. El Uruguay no deja de ser una "comunidad espiritual" que se ha venido degradando. Esos hombres se aglutinan en grandes corrientes de opinión, los partidos o lo que queda de ellos. Entonces debemos centrarnos en los hombres, su razón, su inteligencia, sus sentimientos, emociones, sus intereses, y cómo forman sus opiniones....

Uno podría pensar que los grandes intereses generales fueron sustituidos por intereses particulares muchísmos más mezquinos, pero también puede ser que aquellos hombres que lideraban grandes cambios y pensaban por todos, esa generación ya no existe, sólo existe en el imaginario popular, y fue susutituida por otra que piensa en sí, para sí, para los suyos, y el resto que se arregle.


Pedro tiene 2 certezas, que el mundo cambió y que él percibe una decadencia general.


Para ciudadanos como Pedro, en Argentina, un periodista y político que se ve en la televisión del boliche, en este preciso momento, creó un personaje que encaja con el ciudadano medio, el que vive de su trabajo y no del Estado, el que se levanta todas las mañanas a hacer lo que sabe hacer, cualquiera sea su profesión u oficio. El periodista que Pedro ve en la pantalla se llama Tata Yofre, y creó un personaje arquetipo - (es un tipo de personaje que se basa en un patrón universal y reconocible, que permite a los lectores identificarse con ellos y facilita la conexión emocional) - al cual le dio el nombre de Cholo Hartazgo.

Resulta que el Cholo Hartazgo se levantó una mañana y sintió exactamente lo mismo que Pedro, ésas fueron sus emociones, y eran tiempos electorales !!!! Y así, Yofre explica el resultado de las elecciones en Argentina, y Pedro acá, bien puede explicarse el resultado del Dr. Salle.

En conclusión, la gente está cansada, harta, que cada 5 años aparezcan los vendedores de "Estados de bienestar imaginarios" , cada vez más decadentes, que lo único que hacen es reafirmar que sólo existen 2 clases de ciudadanos, 1) los gobernantes, y 2) los gobernados. Y así, lentamente vamos volviendo a la Edad Media...... donde la corte que rodea al rey busca sus propios beneficios a costillas de los siervos ....


En medio de sus cavilaciones Pedro ve entrar a Segundo, su gran amigo y referente, porque Segundo es mucho más ilustrado que Pedro ...


¡Gran Pedro! Veo que estas sufriendo un ataque de pesimismo. Es una condición que respeto, ya que un pesimista no es otra cosa que un optimista bien informado.

Has abordado unos cuantos temas que tienen un factor en común: la evolución de la sociedad humana, el Homo Sapiens devenido en Homo Digitalis, con la consiguiente crisis temporal, esa atomización del tiempo donde se produce una disincronía resultante de la percepción de que el tiempo avanza de forma más rápida. Esto ha desembocado en la cultura de la inmediatez, en la opinión sin el filtro de la razón, en los prejuicios y en la post verdad. En definitiva, somos testigos de la abolición del pensamiento crítico. Segundo habla así, difícil, porque es mucho más ilustrado que Pedro.


Personalmente me gusta simplificar el análisis de las cuestiones complejas que ha creado el modo de vida post moderno. En ese afán que tenemos de buscar a los responsables de todos nuestros males, yo identifico dos instituciones decadentes que son la clave del estado actual de las cosas: la familia y la educación. Ambas, juntas y por separado, han atentado contra esa maravillosa definición de igualdad a la que te referiste. Y desde ahí se han generado burbujas, donde vivimos sin establecer contacto los unos con los otros. Y cuando aquellos se cruzan con estos se produce una crisis, con distintos grados de violencia, y siempre, con un gran poder de daño. El resultado es que estamos en medio de un espiral descendente con final impredecible.


El Estado no es el problema, pues como bien señalaste, está conformado por esos hombres que son producto de las familias y la educación corrompidas. Tratar de pensar en la solución a los grandes problemas discutiendo en qué tipo de Estado debemos tener garantiza el fracaso estrepitoso de siempre.


Voy a usar un ejemplo que por estos días está muy vigente. Estamos en tiempos de elecciones nacionales. Todas las encuestas de opinión están de acuerdo en que el final está abierto, y que existen dos bloques técnicamente empatados. El resultado depende directamente de un grupo minoritario de personas que se auto perciben como indecisas. En este escenario ocurren tres fenómenos simultáneos, aparentemente inconexos, como si fueran las personalidades múltiples de una sociedad esquizofrénica: una campaña electoral chata, pobre, la peor que yo haya vivido; algunos individuos con un nivel cognitivo destacado, tratando de analizar y debatir propuestas que sólo escuchan ellos; y una masa de indecisos sin interés, desencantados, con diferentes niveles de indignación. Con un espíritu simplificador, podríamos decidir no realizar tantos actos eleccionarios, ni gastar dinero en campañas fútiles, ni generar ese deterioro medio ambiental con publicidad político-partidaria. En definitiva, el resultado lo va a decidir esa minoría indecisa, con altos niveles de desinformación, carente de interés, que va a sufragar en ese solemne acto obligatorio (para mí, un oxímoron).


Esta caricatura de sociedad democrática pone en evidencia la mala calidad de democracia que tenemos, fruto de hombres que provienen de familias y educación en quiebra. Como decía Hamlet, algo huele mal en Dinamarca.


Gracias Segundo!!! Tu mensaje no es menos pesimista que el mío, pero lo seguiremos pensando. Pavada de cosa introdujiste, "la familia" ....





 
 
 

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